Masculinidades: una perspectiva desde la fe cristiana

“Y creo Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creo”

Génesis 1.27

Siempre que se quiere hablar de temas de género, se recurre a este verso como si este cerrara el tema de la creación del ser humano. Reconozco que hay diferentes lecturas acerca del verso, pero desde otra óptica, también se puede apreciar que Dios creo la diversidad.

La biblia, escrita en un lugar, tiempo y contexto totalmente diferente al nuestro, debe ser entendida tomando en cuenta estos elementos. Muchos de los textos reflejan el contexto en el que se escribieron, antes que un posible ordenamiento divino de la creación. Por ejemplo, encontramos en la biblia muchos pasajes que describen las relaciones entre hombres y mujeres como relaciones desiguales, inequitativas, injustas, es decir, patriarcales. Por muchos siglos, esto se ha entendido en las comunidades cristianas como un modelo divino de relación de los sexos. Sin embargo, al leer estos textos de esa manera, se ha obviado otros pasajes que rompen ese esquema de desigualdad, como el que encabeza este artículo.

Esta mirada ha determinado las relaciones hombres y mujeres en la sociedad, la familia y la iglesia, manteniendo esas inequidades en estos espacios, en perjuicio de las mujeres. Pero también, esto a determinado una idea de lo que es ser varón, de acuerdo a esos “modelos” que se reflejan en los textos bíblicos. El modelo del hombre como jefe de hogar, responsable de las decisiones de la familia, guerrero y de proveedor material de la misma, surge del contexto en el que se escribió la Biblia.

Hoy este modelo esta en revisión, por decir lo menos. Cada vez más se reconoce que ese modelo de ser varón, es un modelo socialmente aprendido y trasmitido de generación en generación, y no es natural como se le ha percibido por siglos. Las nuevas lecturas de la biblia descubren, que cada vez hay más base bíblica para tener una mirada de masculinidades que ven las relaciones hombre-mujer y hombre-hombre con una dinámica de respeto a la diversidad, que no hay una sola forma de ser varón, sino que hay muchas alternativas, y que el “modelo” que parece ser el ideal, sólo crea desigualdad, injusticia y violencia, nada más lejano de lo que la fe cristiana anuncia en el mensaje de Jesucristo.

El mensaje cristiano nos plantea una vida de respeto, de igualdad, tolerancia a las diferencias, de amor al prójimo, de libertad, de paz en el sentido más amplio del término, es decir, bienestar total para todos y todas, o como lo dijera Jesús “He venido para que tengan vida en abundancia”. Jesús mismo rompe el esquema de varón comúnmente aceptado de su época. No es un hombre que exige, reclama y se presenta con poder, por el contrario, refleja la debilidad, el servicio a los demás, el respeto y valoración por
las mujeres, etc.

Tenemos en la biblia mucho por descubrir, podemos construir una nueva sociedad,
tolerante, respetuosa, donde el prójimo, el diferente, viva y goce de la vida plena a partir
de una revisión del modelo de Jesús como hombre íntegro.

Por Benjamín Bravo G.

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