La integridad de nuestro cuerpo es uno de los pilares básicos para garantizar el derecho a una vida digna, decente, armónica. Este derecho está consagrado en leyes nacionales e internacionales.
Para realizar nuestros derechos necesitamos conocerlos, tener instrumentos que nos den nociones de cómo ejercerlos, de cómo vivirlos en la vida cotidiana, en el día a día.
La sexualidad es una dimensión de nuestra vida que nos acompaña desde que nacemos hasta que nos despedimos de este mundo. Compromete lo biológico, lo social, lo cultural, lo afectivo, lo espiritual. Es en el proceso de nuestro crecimiento y de la vida familiar y social que vamos adquiriendo reglas para ejercerla, así como sucede en otras dimensiones de nuestra existencia.
La Educación Sexual Integral (ESI) es uno de los instrumentos claves para desarrollar nuestra sexualidad. Nos permite conocer nuestro cuerpo, aprender a cuidarlo, de nosotros y de otros, a ser responsables con él. Da elementos sobre que como protegernos, sobre como compartir, sobre como relacionarnos con los otros en una conducta de respeto, reconocimiento y afectividad.
Durante nuestra infancia y adolescencia nos suceden muchos cambios biológicos, emocionales, espirituales. La ESI se convierte en un espacio muy importante para reflexionar, construir valores con respecto a la sexualidad.
Se ha hecho cotidiano que leamos sobre niñas que han sido violadas y se les obliga a muchas de ellas a ser madres, profesorado que es denunciado por acosar a su alumnado y en algunos casos por violación sexual. La gran mayoría de casos de violación sexual a la niñez ha ocurrido en un lugar que consideraban seguro, como su casa, su colegio, su barrio.
Desde el año 2013 hasta este año se han registrado 55,248 reportes de casos de violencia física, psicológica y sexual en colegios particulares y estatales del Perú. Según el informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas en el Perú la maternidad en niñas, entre 10 y 14 años, creció 14% en 2022. El registro aumentó de 1158 el 20202, 1430 el 2021 y 1625 en el 2022. Durante el 2022 cada día 4 niñas entre 10 a 14 se convirtieron en madres.
La ESI da herramientas para defenderse del acoso, los tocamientos, la violación. No solo abre la mirada de la niñez y adolescencia sino también del propio profesorado que está amarrado a concepciones y practicas machistas y patriarcales que no les permite un control sobre sus impulsos. Profesorado que no tuvo la oportunidad de ser formado en su niñez, adolescencia y juventud.
Mucho se habla que la ESI va a promover las relaciones sexuales entre menores y adolescentes, al contrario, enseña a ver la trascendencia que tiene su cuerpo, la maternidad y la paternidad, el compromiso con los afectos y por lo tanto invita a tener una vida más segura haciéndose cargo de su cuerpo y sexualidad. También se afirma que la ESI puede volver homosexuales a los heterosexuales. La homosexualidad es una identidad que existe desde tiempos originarios de la convivencia humana, hubo culturas que la permitieron, otras que la consideraban privilegiada y otras como la nuestra que la sanciona. Lo que va a permitir la ESI es que se aprenda a respetar al ser humano en su integridad independientemente de sus creencias religiosas, políticas, identidad étnica o de identidad sexual. Nos va a permitir reflexionar sobre aquello que en la sociedad es sancionado y por lo tanto construir un mundo menos violento y más tolerante.
Por: Cecilia Oléa M. Antropóloga feminista, integrante del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán.
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